¿Alcanza
sólo con tener experiencia? ¿El talento es suficiente? ¿Qué se necesita para
influir positivamente en los compañeros de equipo? Definitivamente, la clave
está en el liderazgo. Un concepto que encierra muchos atributos, cualidades y
aspectos que hacen a un futbolista un verdadero líder, un referente a seguir
por el resto.
Cuando un director técnico decide la incorporación de un jugador experiente para el club, debe contemplar varios factores. Entre otros: que su imagen no opaque al de al lado ni tampoco distorsione el ánimo del grupo. Por el contrario, debe aportar todas sus vivencias por el bien de los demás por encima de sus propios intereses.
No se necesita ser un súperdotado técnicamente –todo en proporción al medio en donde va a jugar– ni una estrella mundial. Lo fundamental pasa por transmitir todo lo aprendido a lo largo de su carrera. Principalmente, aquellos que tuvieron pasaje internacional (Europa, México, Brasil, entre otras ligas).
Un plantel, –más un cuadro grande– se compone de una mixtura entre jóvenes en crecimiento y futbolistas experimentados, ya sean estos nacidos en el club y que retornaron o contratados especialmente provenientes de otros lares.
Un producto genuino es el caso del ex capitán Antonio Pacheco, quien retornó a Peñarol con una mochila llena de talento y experiencia del exterior. El Tony fue exportado al mundo con el fin de brindarle beneficios y con la idea de que algún día sus dotes potenciados regresarían a la institución. Y así fue. Se convirtió en un líder para quienes compartieron con él los entrenamientos y campeonatos y un ídolo de la afición.
El desenlace de Pablo
“El Profe” Bengoechea fue diferente. Porque si bien era un referente cuando
jugaba con la amarilla y negra, –siendo el capitán durante años–llegó al aurinegro desde Argentina (Gimnasia y Esgrima La
Plata) pero no hizo las inferiores en el carbonero, sino en Wanderers.
Es decir, fue contratado especialmente a pedido de
Gregorio Pérez en 1993 para cumplir ese rol que tan bien ejecutó, conquistando
el segundo quinquenio mirasol y demostrando toda su estirpe, experiencia y
liderazgo durante una década.
Un agradecimiento mayúsculo a su superlativa labor. Un
servidor humilde que conquistó a los seguidores de ley.
En ese momento, el presidente José Pedro Damiani decía: “Esta es una iniciativa de un grupo
auténtico de peñarolenses de homenajear a un símbolo, un jugador que va a
cumplir 10 años en la institución sin faltar casi nunca. Gracias al esfuerzo de
todos pudimos lograr este milagro”.
Octavio
Darío Rodríguez
es sinónimo de perseverancia y vitalidad. Desembarcó en Peñarol en 1999, se fue
en 2002 y regresó en 2008 luego de su exitoso pasaje por el fútbol alemán.
Un referente quien se consagró campeón uruguayo en su debut
con el aurinegro y también una década más tarde en la temporada 2009/2010 con
34 años de edad.
El día que volvió de Alemania dijo: “Tengo las ganas de la primera vez, yo no vine acá a retirarme”. Y
si lo habrá cumplido. Volcó toda su maestría en el plantel con el fin de
fortalecerlo.
Algunas otras figuras aurinegras quienes marcaron presencia
destacada en su retorno fueron: Fernando Morena, Marcelo Zalayeta, Gabriel
Cedrés, Paolo Montero, Carlos Aguilera, Diego Aguirre y Diego Alonso.
De la vereda de enfrente, Nacional, hay que mencionar algunos ejemplos de jugadores que señalaron
el territorio del éxito poblándolo de humildad y sacrificio.
Por un lado se encuentra Alexander “Cacique” Medina, quien de muy joven dejó su Salto natal
para trasladarse a la capital en búsqueda de oportunidades con la pelota.
Comenzó su periplo en Huracán Buceo, luego en Central
Español hasta llegar a Liverpool, lugar donde se destacó ampliamente logrando
coronarse como el goleador del Campeonato Uruguayo 2003 convirtiendo 22 goles.
Gracias a su capacidad de romperredes, rápidamente pasó a
Nacional (mediados de enero de 2004) y, de entrada nomás, con su temple y
fortaleza de guerrero, pasó a ser uno de los hombres más queridos por los
tricolores.
Su partida al extranjero fue un duro golpe para los
hinchas albos ya que se iba una figura destacada del club. Pero su vuelta
siempre estuvo latente y en cada uno de sus retornos dejó su huella de cacique.
Cada gol era una flecha directa a los corazones bolsos. Un auténtico líder
reconocido por todos.
Washington
Sebastián “Loco” Abreu. Un nombre identificado con la causa Nacional. Llegó
en 2001 –proveniente
de San Lorenzo–
al cuadro de sus amores e instantáneamente pasó de ser un hincha más de la
institución a un ídolo de la afición.
“Me siento como en
una burbuja”, eran sus impresiones pocos días después de llegar y empezar
los entrenamientos con sus compañeros, entre ellos, otro caudillo: Ruben Sosa.
Con la casaca tricolor, con el número 113 en su espalda,
conquistó el Campeonato Uruguayo en su temporada estreno, marcando goles claves
en cada una de las finales frente a Danubio.
Posteriormente, volvió desde México para los torneos de
2003 y luego en 2004 para lograr su segundo título con los albos. Actualmente en
Nacional Loco Abreu es una marca registrada del club.
Otros referentes tricolores quienes marcaron a fuego su
pasar: Hugo De León, Óscar Javier
Morales, Gabriel Álvez, Alejandro Lembo, Gustavo Varela y Alvaro Recoba.
Estos jugadores experientes llegan al club con ciertas cualidades indispensables que los hacen
diferentes y tienen la misión de transmitirlas a sus colegas.
Ellos son inteligentes,
disciplinados (practican a la par del
resto), valoran a los demás (no se
creen seres superiores), entusiastas
(sienten pasión por el deporte), tienen
claros los objetivos, están preparados
(mejora continua), leales, perseverantes, tenaces (jamás se rinden) y colaboradores
(ayudan al director técnico en cumplir con las metas trazadas).
Ante la adversidad, son los primeros en enfrentar el
problema e intentar encontrar soluciones que enderezan el rumbo. Es, en esos
momentos de inestabilidad, que aparecen los verdaderos líderes. Levantan al
otro y lo incitan a superarse.
“La
forma más segura para saber lo bien que he jugado es ver cuánto he hecho para
que mis compañeros hayan jugado bien” [Bill Russell]
Aquellos futbolistas experientes quienes
retornan al fútbol local y no logran influir en el resto transmitiendo todo su
potencial, son los que serán señalados con el dedo por los hinchas, ya que no
pudieron hacer valer todo lo que el club invirtió por ellos.
Serán catalogados de deshonestos, cobardes,
traidores, de no sudar la camiseta, de venir sólo por el dinero, de no estar
alineados a la causa, entre otro sinnúmero de calificativos despectivos.
En definitiva, serán los primeros en
ser insultados por la afición ya que no cumplieron con las expectativas. Su misión
ha fallado y, por ende, difícilmente tengan otra oportunidad.
Existen esos futbolistas englobados
en el concepto de “no te vayas nunca” y los otros, los del “no robes más la
plata”. Antagónicos y contundentes. Así es el fútbol.
“Tener los mejores jugadores en la
cancha no es suficiente, uno debe tener a los mejores en las posiciones
correctas”
[Don Neff]
Guillermo
Almeida
@almeida_guille
Excelente! Felicitaciones y muchos éxitos!
ResponderBorrar